Ojos, ver, observar, miradas. Todas estas personas fueron engañadas por el retratista. Cuando posaban ante él, nadie se percató de que la pose, el busto, incluso el gesto de la boca, no iban a ser tomadas en cuenta. El teleobjetivo de la cámara había trasgredido la distancia e invadido el espacio vital del modelo. Efectivamente, el autor del reportaje sembró la confusión cuando los retratados trataban de encontrarse, un año más tarde, entre tantos ojos e indiscretas miradas. No siempre fue fácil la identificación de sí mismo. Lo que dicen estas miradas es el espectador quien debe de percibir y escuchar. El fotógrafo sólo les engañó.
Fotos tomadas en un solo carrete de 36 negativos con una cámara MINOLTA 7000.